El abono casero es una preparación que proporciona grandes beneficios ya que contribuye con los nutrientes necesarios para la fertilidad de los suelos.
En la actualidad, muchas personas eligen generar cultivos orgánicos por los productos naturales y sanos que proporcionan sus plantas. De hecho, especialistas en el tema coinciden en la importancia del abono casero para los suelos áridos y plantas que requieren un mayor cuidado.
¿Qué un abono casero para plantas?
El abono, también conocido como fertilizante es un tipo de sustancia cuyo nutrientes ayudan al crecimiento óptimo de las plantas. Estos pueden ser orgánicos e inorgánicos y los podemos encontrar en diferentes presentaciones y precios. No obstante, el fertilizante también lo puedes elaborar en casa con elementos que pueden aportar mayores beneficios. El abono casero fortalece la calidad del suelo, traduciéndose esto en plantas más sanas y productos más frescos.
Beneficios del abono casero
Los beneficios del abono casero son realmente muchos, ya que permite aumentar el rendimiento de los cultivos y así obtener buenos productos. Sin embargo, entre sus grandes potencialidades también destacan:
- La sostenibilidad: permite reciclar una materia prima que, en teoría, es desechable. Siendo así un aporte ecológico al medio ambiente al mismo tiempo que fortalece las plantas.
- Muro de seguridad: los abonos caseros crean un escudo protector en los cultivos, haciéndolos más resientes ante muchas plagas y enfermedades.
- Mejora de la economía: al tratarse de elementos que podemos encontrar en casa, los gastos disminuyen considerablemente. Esto al ser comparado con la compra de fertilizantes industriales.
- Ocasionan un menor daño a los suelos.
- Fortalecimiento de los suelos: gracias a los nutrientes que contienen, estos abonos ayudan a recuperar suelos dañados.
- Productos saludables: al ser elementos naturales y sin químicos, cada uno de los productos finales (frutos, hortalizas, etc.) serán 100% sanos.
Proceso de preparación del abono orgánico
Realmente el proceso de preparación de un abono casero es sencillo. Sin embargo, no podemos confiarnos ya que no es suficiente con mezclar los residuos que encontramos en casa e integrarlos con la tierra. Se debe llevar a cabo una serie de pasos para no perjudicar nuestros cultivos.
En primer lugar tomamos un recipiente cuya profundidad sea de un metro aproximadamente. Tomando en cuenta cuál será el uso, podemos optar por uno de mayor o menor tamaño. Dentro de éste ingresamos unos 7 centímetros de tierra y en ellos mezclaremos todos los desechos orgánicos. Es muy importante tener en cuenta que estos desechos no deben ser de algún producto animal ya que sus componentes pueden representar un riesgo para las plantas.
Posteriormente ya podemos cubrir esta mezcla con cierta cantidad de tierra para dar inicio al proceso de fertilización. En un periodo no mayor a dos semanas se debe revolver el abono haciendo uso de una pala. El objetivo de este procedimiento es dar aire a toda la mezcla. Para ello removemos los restos de la superficie y los llevamos hacia la parte de abajo.
La descomposición de todos los desechos es un proceso que puede tardar unos 2 meses. En todo este tiempo notaremos la aparición de gusanos, insectos, entre otros. También podrás observar un cambio en la coloración de la tierra, siendo ahora más oscura y sin rastro de los desechos orgánicos. Es en este momento cuando damos por finalizado el proceso de descomposición y así el abono estará listo para nuestro cultivo.
Elementos para la fabricación del abono
Como lo hemos mencionado, los desechos caseros que podemos utilizar para la preparación del abono casero son muchos. Cada uno proporciona diferentes beneficios, siendo así los más destacados:
- Cáscaras de plátano: su alto contenido de potasio las hace un elemento indispensable para preparar abono, ayudando a formar plantas con tejidos resistentes.
- Cáscaras de huevo: el carbonato cálcico es el principal aporte de las caracas al momento de preparar el abono siendo de gran beneficio para plantas de tomate, pimiento y berenjena.
- Vinagre de manzana: contiene un componente conocido como ácido acético que ayuda en gran medida al fortalecimiento de las hojas. Además permite mejorar las plantas que se desarrollan en suelos ácidos.
- Ceniza de madera: la ceniza de este material aporta el potasio y carbonato cálcico que las plantas necesitan para crecer sanas y libres de enfermedades.
- Algas: es uno de los elementos menos conocidos en la preparación de abono. No obstante, entre sus beneficios está el crecimiento saludable de las plantas y también evitan que estas se marchiten, protegiéndolas de organismos que transmiten enfermedades.